30 de octubre de 1952, era jueves.
— "Sepan todos los presentes que, con el
auxilio de la divina gracia, quieren contraer matrimonio, según lo manda la
santa madre Iglesia y el Concilio de Trento lo dispone, de una parte Doña
Teódula Granado nacida aquí en Curiel de Duero y por la otra Don Dionisio Pérez
natural de Ventosa del Rio provincia de Salamanca. Por todo lo cual, si alguno conoce algún
canónico impedimento de consanguinidad, afinidad o espiritual parentesco, por
el cual este matrimonio no pudiera ser válida o lícitamente contraído, debe
manifestarlo en conciencia cuanto antes.” —. Era el último aviso que daba Don Servando
antes de la boda.
Todos los feligreses estaban esperando a que
terminara la celebración, para saludar y dar la enhorabuena a los padres y a
los novios. A partir de ese momento comenzaba una actividad febril, las mozas
del pueblo encabezadas por Elodia, amiga de la infancia de Teo, tenían que preparar
las coplas que iban a cantar adaptando las canciones a los nombre de Teo y
Dionisio. Había que transformar la casa de Isidro y Natalia pues iría mucha
gente y había que preparar el menú de la boda, de la cena y el de la tornaboda.
Todos estaban muy nerviosos en Curiel, a Teo
siempre la estaban saludando y dándola besos y abrazos cuando salía a la calle.
— ¿Que estás haciendo? —Preguntó Natalia a su hija
Teo.
— ¿Quién yo?
—Sí.
—Un guiso de patatas, con el conejo que cazaron
ayer. Quiero que me salga de rechupete como los suyos madre—. Así decía Teo,
dando vueltas al guiso.
Estaban las dos en la cocina de los padres de Teo, Isidro y Natalia, en Curiel del Duero. Eran las visperas de la Boda de Teódula y Dionisio. Ya habian llegado todos los familiares de Dionisio y los habian repartido para dormir ente la buardilla y la casa de Aniceto hermano de Isidro.
Estaban las dos en la cocina de los padres de Teo, Isidro y Natalia, en Curiel del Duero. Eran las visperas de la Boda de Teódula y Dionisio. Ya habian llegado todos los familiares de Dionisio y los habian repartido para dormir ente la buardilla y la casa de Aniceto hermano de Isidro.
—Oye, dentro de dos días te casas, y te tengo que decirte muchas cosas de los hombres—. Comenzó a decir Natalia a su hija, poniéndose un poco nerviosa.
—Qué cosas tiene madre, ya me las sé—. Contesto
Teo un poco ruborizada, sin dejar de darle vueltas al guiso.
—Puede ser, pero tienes que ser prudente,
obediente y hacer todo lo que él quiera.
—Todo, ¿todo? y ¿Y usted le ha dejado? —Contesto
Teo con un poco de picardía.
—¡Eso no se pregunta a una madre!
—Ah, ¿Cómo fue su boda con padre? ¿Como era su
vestido? Contesta rápidamente Teo, para que no se note que esta roja como un
tomate.
—Pues fui de negro, antes íbamos de negro, todo de
negro. Lo decía, mientras se pasaba las manos por la cintura, pensando que aun
llevaba el vestido negro de su boda.
— ¿Y padre?
—Llevaba una camisa blanca, con corbata negra, el
traje negro o azul marino muy oscuro no me acuerdo bien, pero estaba muy
lustroso.
— ¿En dónde fue?
—En la iglesia de Santa Martín, en la misma que tú.
Es preciosa, antes estaba más adornada con velas, era curioso ver al monaguillo encenderlas antes de las misas y luego apagarlas con la campanita.
—¿No tenían lámparas?
—Si hija, las había en la parte alta de la Iglesia
pero en el altar eran velas.
—¿Cómo se conocieron ustedes?
—Como siempre, nos conociamos desde pequeños, luego cantábamos
o bailábamos en las fiestas del pueblo, y luego de golpe se hizo mi novio. Aún
recuerdo el día que vinieron sus padres a la petición de mano y la broma de los
quintos. No te lo puedes imaginar, le echaron al pilón que hay en la plaza
porque no les quiso invitar.
— ¿Quien fue a su boda?
—Pues todos, los abuelos Gervasio y Gregoria que
ya eran muy mayores pero se conservaban bien, y los tíos de tu padre Isidro:
María (nació en 1855), Emiliano (nació en 1858), Isabel (nació en 1862) y
Escolástica (nació en 1865). También fueron mis hermanos: Inocencia, Eliodora,
Julio, Rosa y Vicenta y el hermano de tu padre Aniceto. Y luego los hijos, los
nietos, éramos muchísimos y no cabíamos en la casa.
—¿De donde eran los abuelos?
—El abuelo Gervasio había nacido en San Llorente
el 19 de junio de 1851 y la abuela Gregoria en 1854, reinando Isabel II.
— ¿Y dónde celebraron su boda, madre?
—Pues aquí en casa, estuvimos tu abuela, tus tías
y yo tres días preparando la comida, la cena y la tornaboda.
— ¿Y luego a donde fueron?
— ¡Teo! me estas calentando con tanta pregunta. A
los pocos días nos fuimos con los tíos que viven en Valladolid, tardamos un día
en llegar. Bajamos en carro hasta Peñafiel y luego desde allí en tren que era
de vapor hasta Valladolid parando en todas las estaciones. Era la famosa
línea Valladolid–Ariza. A la semana ya estábamos en casa. Cuando comenzó
la guerra ya estábamos casados y lo pasábamos mal.
— ¿Qué guerra?
—Mira, nos casamos
tu padre Isidro y yo el 21 de noviembre de 1914 y unos meses antes había
empezado la Gran Guerra. [Primera Guerra
Mundial, España se quedó neutral]. Aquí en el pueblo no lo notamos mucho,
algunos jóvenes que se alistaban en el ejército, pero si lo notamos en el
azúcar, tu padre Isidro tuvo que trabajar muchas horas todos los días en la
fábrica de remolacha pues el azúcar se volvió el oro blanco. Fijaros, se me ha
quedado grabado por lo que pasó luego, el mes que nos casamos en el año 1914
vendimos 325 kilos de trigo en Peñafiel y nos dieron 90,10 pesetas. Estaban los
100 kilos de trigo a 27 pesetas y algo más y luego cuando lo iban a mandar para
Barcelona en tren se lo embargaron para los soldados. ¿Sabéis cuanto ganaba el
maestro de Curiel de los Ajos?
— ¿Como que de los Ajos?
—Sí, antes se llamaba Curiel de los Ajos, cambio
de a Curiel de Duero sobre 1880 y fue porque los ajos de Curiel eran muy conocidos.
¿Queréis saberlo? Un primo de tu abuelo Gervasio era maestro y ganaba por aquel
entonces 1.200 reales.
— ¿Madre en pesetas cuánto es? Nos está mareando
con tanto número.
—Pues una peseta eran 4 reales. Pues ganaba 60
duros al mes, ósea 300 pesetas.
— ¿Que tal eran los abuelos Gervasio y Gregoria?
—El abuelo muy bueno, cariñoso y trabajador, pero
nos hacía trabajar de sol a sol, le he ayudado en el campo y luego aquí en
casa. La abuela era una esclava del abuelo, nunca la vi contradecirle. Pero
cuando estábamos con ella era muy gruñona. Era muy buena tejiendo el lino y el
cáñamo, su madre tenía en casa unos telares y vendían los paños. Bastantes
vecinos se dedicaban al lino aquí en Curiel.
— ¿Siempre hemos vivido aquí?
— ¡No! cuando nos casamos, y hasta que se murieron
los abuelos estuvimos viviendo en la plaza de la Constitución, enfrente de la
iglesia, seguro que te acuerdas pues ya habíais nacido tú y Feliciano.
—Ya me acuerdo, había que subir por una escalera
pequeña y no tenía corral.
—Sí, eran tres peldaños, entonces cuando los
abuelos murieron nos vinimos a su casa.
— ¿Es más grande?
—Sí, aunque tiene la cuadra dentro de casa y una
salida por la parte de atrás, por el corral, y dos habitaciones para vosotros,
pues en la otra estábamos muy apretados. Una despensa en condiciones para
guardar la comida y la buhardilla que era como otra casa grande.
—Y su habitación tiene gloria, ¿Cómo funciona?
—Es como un horno debajo de la habitación, eso es
lo mejor. En invierno da mucho calor y gastamos poca madera.
—Acabas de una vez
— ¿Quién yo?
—Sí.
Se oye una voz que pregunta desde la puerta
de la calle.
—Hay alguien arriba
—Sí, sube
—Teo, que tal estas, muy nerviosa, decía Eliodora
mientras la abrazaba
—Un poco,
— ¿Me enseñas el traje otra vez?
—Si lo viste ayer, está igual
—Sí pero me hace ilusión, —madre me cuida el guiso—
—Vete, anda
—Se fueron las dos muchachas corriendo a la
habitación
Aquellos últimos días eran un no parar, los
hombres se iban a la cantina de la plaza que era del hermano de Natalia (madre
de la novia) después de comer a jugar una partida al domino, los dos consuegros
eran muy agradables y en esos días que eran de fiesta había que pasárselo bien.
Las consuegras tenían bastante con cocinar, preparar los trajes y colocar las cosas
de la casa pues con tanta gente dentro era imposible.
El desván lo había preparado para poder dormir,
pues solían subir los trastos viejos. Paco, Feliciano y Dionisio dormían
arriba, las chicas y los padres de Dionisio en las habitaciones y los padres de
Teo abajo. Aunque Teo era mayor que Rafaela, hacían buenas migas y dos días
antes de la boda se escaparon en el macho y se fueron hasta Peñafiel.
Ya desde el día antes, las dos suegras estuvieron
preparando la comida para los invitados. Se iban a reunir en el salón del bar
del hermano, allí su mujer y varias primas las estaban ayudando.
La noche antes, todos los hijos se fueron juntando
en la bodega, Dionisio subió uno de los jamones que había traído para la boda,
Feliciano llevo un queso de cabra de Peñafiel y con el vino de la bodega
comenzaron la juerga. Poco tardo para que Dionisio se pusiera a cantar, todos
los demás le coreaban y aplaudían y al final ayudados por el vino cantaban
todos. Estuvieron hasta que comenzó a clarear el día.
-
A nuestra boda fueron los padres de Isidro que son
Gervasio y Gregoria y los de Natalia y sus hermanos Inocencia, Eliodora, Julio,
Rosa y Vicente y el hermano de Isidro Aniceto.
Cosas que hacíamos antes en las bodas
Cuando se casaron fueron a vivir a la Plaza de la
constitución, donde esta el palacio
-madre ha visto usted el palacio por dentro, antes
de que quedara en ruinas
-pues claro, se llevaron todo mas o menos cuando
tu eras pequeña, vino mucha gente con camiones y carros que los subían hasta la
plaza y otros que los dejaban por la
parte del rio. Sacaban mucha madera y piedras. Hablaban entre ellos de forma
muy rara pues no los entendíamos. Años más tarde hablando con la maestra nos
dijo que eran americanos y que se habían llevado el claustro a su tierra,
pagando un buen dinero. Fueron unos meses que venia mucha gente rara y se lo
llevaban todo, luego nos dejaron transquilos. El que mas gano fue el Anicetoi,
como tenia el bar en la plaza, siempre lo tenia lleno.
-Tengo que decirte algo, dijo isiadoro a Teo
-digame padre
-cuando me case, el dia antes del y como te lo
estoy diciendo contigo, mi padre, tu abuelo Gervasio me dio una pergamino y me
pidió que se lo diera al ultimo de mis hijos que se casara, como eres tu la
ultima te lo daré
-y Feliciano
-Si se casa, tendras que dárselo a el.
Subieron a la buahdilla, detrás de las escaleras,
entre varios vigas había una caja, la abrió y saco un pergamino enrollado y una
punta de grafito
-mira, aquí hay que escribir el nombre y los hijos
que se casan, cuando me muera tendras que dejarlo a tu hijo mas pequeño.
Escribe vuestros nombres
-Aquilina y Gervasio ya han escrito?
-Si, lee
Con bastante nervios, desenrrollo el pergamino y
se acerco al ventanuco para poder leer
El día de la boda amaneció nuboso pero poco a poco
se fue clareando, las dos suegras se levantaron muy temprano para tener todo
preparado para la misa, y tuvieron que dar el desayuno a los chavales que
venían de la bodega, no sin echarles la bronca por no dormir. Solamente
durmieron dos horas, los hombres se fueron ya arreglados al bar, a tomar su
último chupito de soltero y las mujeres se pusieron a vestir a Teo. El traje de
novia era precioso, blanco, largo y con un poco de cola, con mangas largas y un
gran escote por la espalda. Tenía un velo blanco con dibujos.
Llego la hora y en la calle ya estaba el novio,
los padres, hermanos, amigos, vecinos y todos los invitados a la boda. Había
venido Aquilina esa mañana desde Valladolid con su marido y su primer niño,
Gervasio con Flora, bueno estaba toda la familia de ambos.
La bajada a la Iglesia de San Martin fue lenta,
primero se adelantó el novio y al rato salió la novia, rodeada de las damas,
amigas y familia.
Al llegar Teo con Isidoro a la puerta de la
Iglesia sonó la marcha nupcial, las mozas entraban detrás. Entraron por el
pasillo central, al final estaba esperando Dionisio con Timotea y el párroco de
Curiel Don Servando.
Comenzó la celebración:
—In nómine Patris, et Fílii, et Spíritus Sancti. Comenzó diciendo Don Servando.
—Amen. Contesto los parroquianos que llenaban la Iglesia.
—Dóminus vobíscum.
—Et cum spíritu tuo.
Continúo la celebración, todos estaban esperando
el gran momento.
—Así, pues, ya que queréis contraer santo
Matrimonio, unid vuestras manos y manifestad vuestro consentimiento ante Dios y
su Iglesia. — Don Servando avanzo hacia ellos y dirigiéndose a Dionisio le
pregunta.
— ¿Quieres recibir a Teódula como esposa, y
prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la
enfermedad, y así amarla y respetarla todos los días de tu vida?
—Sí, quiero. —
giro la cabeza y miro a Teo sonriendo minimamente.
— ¿Quieres recibir
a Dionisio como esposo, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad,
en la salud y en la enfermedad, y así amarlo y respetarlo todos los días de tu
vida?
—Sí, quiero. — Y
se quedó mirando a Dionisio cruzándose las miradas.
Don Servando,
termina diciendo a los ya esposos y a todos los feligreses presentes:
— El Señor confirme con su bondad este
consentimiento vuestro que habéis manifestado ante la Iglesia, y os otorgue su
copiosa bendición. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
Continuando la
ceremonia, llega el momento de la entrega de los anillos, y todos se quedan
esperando a ver quién los tiene, en eso que es Feliciano el que se acerca al sacerdote
y se los da.
—El Señor bendiga
estos anillos que vais a entregaros uno al otro en señal de amor y fidelidad.
—Amén. — repiten
los novios.
Don Servando,
entrega el anillo a Dionisio. Este un poco nervioso intenta ponérselo a Teo
diciendo. —Teo, recibe esta alianza en señal de mi amor y fidelidad a ti. En el
Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
— Dionisio, recibe
esta alianza en señal de mi amor y fidelidad a ti. En el Nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. — Y Teo hace lo mismo.
Ahora te toca el
turno a las arras y es la madrina la que se las entrega a Don Servando. Que las
bendice y dice:
—Bendice, Señor,
estas arras, que Dionisio y Teódula se entregan, y derrama sobre ellos la
abundancia de tus bienes.
Dionisio las toma
y se las entrega a Teo diciendo: — Teo, recibe estas arras como prenda de la
bendición de Dios y signo de los bienes que vamos a compartir.
Ahora Teo toma las
arras y se las vuelve a entregar a su esposo diciendo: —Dionisio, recibe estas
arras como prenda de la bendición de Dios y signo de los bienes que vamos a
compartir.
A partir de este
momento ya son marido y mujer. A partir de ese momento todo fue muy rápido,
incluso las firmas; primero Teo, luego Dionisio, después los padrinos Timotea e
Isidoro y los testigos Natalia y Francisco, Gervasio, Aquilina, Feliciano,
Francisco hermano de Dionisio, Rafaela y Tecla.
a la salida, ya marido y mujer recibieron un
montón de granos de arroz, tanto Teo como Dionisio estaban contentos y felices
y esa misma tarde se fueron a hacia Palencia a comenzar su luna de miel.
Esa noche, estuvieron los amigos y familiares
visitando las bodegas de todos los vecinos del pueblo, pues cada uno quería
enseñar la suya e invitar a tomar una copas de su vino, pues tenían formas de
hacerlo distintas.
La
pareja fue a vivir a Madrid, a la calle Narváez.
Valladolid, 24 de abril de 1984.
Estimado don José Luis Durán: Esta mañana no me ha sido
posible buscar más datos. He caminado por los libros de matrimonios
preferentemente; es más fácil y segura la labor, pues quedan descartados los
que mueren de pequeños. Este trabajo me ha supuesto cuatro horas,
principalmente porque no aparecía Gervasio, ya que no daban a la madre como
nacida en San Llorente, sino en Curiel. Dan como San Llorente a la abuela
materna. Y ciertamente ya había cerrado el archivo, y me disponía a venirme
para mi casa, y me decidí a buscar en San Llorente –por eso de ser mi pueblo
natal—donde apareció y he podido hacer toda la cadena de siete generaciones,
sin entrar en el libro 1º de Corrales donde es de esperar que aparezcan más.
Esto se lo mando a Vd. a manera de índice, para que Vd. Pueda ya pedir a tiro
hecho.
Un saludo
Nota: Para cuanto necesite escriba a:
D. Luis xxxxxxx.xxxxxxxxx
Datos que he encontrado:
En corrales de Duero (Valladolid) de
Bartolomé GRANADO y de Isabel FERNANDEZ
Nació:
Manuel GRANADO Fernández donde casó el 31.5.1724 con
Isabel Mediana Aguado -natural de Valdearcos de la Vega.
Valladolid. Libro de matrimonio 2º folio 12.
Y nació:
Isidro GRANADO Medina casó el 4 de octubre de 1756 con
Ana María repiso, del mismo Corrales
Y nació:
Juan GRANADO Repiso casó el 9 de junio de 1792 con
Rosa López del mismo.
Y nació:
Isidro Granado López casó el 17 de mayo de 1820 con
Felipa Diez, del mismo.
Y nació:
Braulio GRANADO Diez, el día 20 de marzo de 1825. Libro
de Bautismo 3º folio 15 quien casó en Curiel del Duero, Parroquia San Martin,
libro 3º folio 59-60 con Juana Muñoz, nacida en San Llorente y vecina de
Curiel, en la parroquia de San Martin, el 21 septiembre de 1850.
Y nació:
Gervasio GRANADO Muñoz en San Llorente, el 19 de junio de
1851. Libro 5º folio 109v.
Y nacieron también –pero en el mismo Curiel- María en
1855; Emiliano, 1858; Isabel, 1862; Escolástica, 1865.
Este: Gervasio GRANADO Muñoz, casó en el referido Curiel
con Gregoria Núñez, en la misma parroquia, el 17 de noviembre de 1877.
Y nació:
Isidro GRANADO Núñez, el 6 de mayo de 1888.
(En nota marginal dice: “Contrajo matrimonio el 21 de
noviembre de 1914 con Natalia Angulo Hernando, en el mismo Curiel”)
Hasta aquí es la carta del Padre, los demás datos los sabemos:
Isidro se casa con Natalia en la Iglesia de San Martin y tienen seis hijos:
Aquilina GRANADO Angulo (8-7-1917)
Gervasio GRANADO Angulo (16-6-1919)
Teódula GRANADO Angulo (4-10-1921)
Feliciano GRANADO Angulo (28-2-1923)
Asunción GRANADO Angulo fallecida a los once años de meningitis.
Isidoro GRANADO Angulo fallecido a la edad de nueve meses.
1982
El Camino Real de Burgos es
una vía pecuaria que comienza en Peñafiel y sigue por Curiel, Corrales, San
Llorente y luego se encamina por la provincia de Burgos hacia Villaescusa de
Roy a Guzmán. En Curiel esta vía se llama "Cantones".
El Camino Real de Aragón es
otra vía pecuaria que bordea el sur del Valle del Cuco, siguiendo el curso del
Duero, por Curiel y Bocos.
Desde
lejos se ve el Castillo de Peñafiel, es una de las fortificaciones más bellas
del medievo, rodeada por altos muros. Ahora es la sede del Museo del Vino.
Estamos
llegado, giramos a la derecha Un SINCA-1200 de color verde gira a la derecha al
llegar a Peñafiel por la carretera de Aranda del Duero, vamos en dirección a Curiel
del Duero.
Vamos en el coche, Nos acabamos de casar hace poco
y Marisa está embarazada.
Vamos en el SINCA-1200 de los abuelos de color
verde.
También podíamos ir con el coche del abuelo, un r5.
Acabamos
de pasar la desviación de Curiel que hay al llegar a Peñafiel, nos desvía a la
derecha y pasamos por la fábrica de harina y luego por las escuelas y hay un
puente de hierro que cruza el Duero.
Nos
desviamos a la derecha, por una carretera estrecha que solo cabe un coche y es
de dos direcciones, pasamos por la fábrica donde estuvo trabajando el padre de
Teo y luego Gervasio, Feliciano.
Más
adelante vemos a la izquierda unas tierras y nos dice Dionisio que en ellas
bajaba a cazar con la perra, y aun lo hace pues en la parte de atrás lleva la
escopeta.
Llegamos
a Curiel, es muy bonito, la carretera serpentea por el pueblo subiendo hasta la
plaza del ayuntamiento, donde hay unas ruinas del palacio de xxxxxxxxx, ahora
han construido una casa por la parte de atrás y la utiliza el médico.
Pasamos
por delante y a la derecha sale una calle que va subiendo suavemente por la
ladera de la colina donde vigila un Castillo en ruinas. En esta calle hay una
curva hacia la izquierda y luego a la derecha haciéndose un poco más ancha; y
se divide en dos, al inicio de la calle de la izquierda es donde tiene la casa
la abuela de Marisa, el frente está de plaqueta marrón y tiene una puerta en
dos trozos, el de arriba y el de abajo.
El
frente de la casa no dice lo grande que es por dentro, tiene otro piso encima
donde está la habitación, la cocina, el comedor y la despensa y encima tiene la
buhardilla.
Nunca lo había visto en una casa pero en el piso
bajo tenían la gloria, esto es que debajo del piso había como un horno donde
metían lecha y calentaba el suelo del piso. Era la habitación de la abuela.
Lleva ya seis años en cama, por un problema de circulación en las piernas.
Feliciano, su hijo, cuida de ella.
Llegamos
a media mañana, y después de saludar a la abuela nos vamos con Feliciano a la
bodega, a por vino para comer y al mismo tiempo para catar alguno que otro.
Nunca había entrado en una bodega privada, escavada a mano, esta bodega me
gustaba. Tenía un portón de madera, que no encajaba muy bien, nada más abrirse
se veía una amplia estancia, donde había a la izquierda una chimenea para asar
carne, a la derecha había xxxxxx para prensar la uva y obtener el mosto, pues
el tío lo hacía manualmente. Y en el medio, y hacia abajo en pendiente había un
túnel que al encender las luces se veía al fondo y hacia abajo una habitación,
pero muy abajo. Según bajabas hacia frio y un olor a vino que se tenía por los
huesos. La cueva de abajo era grande pues había bastantes toneles de vino,
botellas y herramientas. Una mesita con dos sillas y vasos.
Siempre
que llegábamos abajo nos daba un poco de vino que tenía guardado y que estaba
muy rico.
Después
de comer nos sentábamos con la abuela para hablar con ella, y nos preguntaba
por todo.
Estábamos solo Teo, Maris y yo pues Dionisio estaba
durmiendo la siesta arriba y el tío Feliciano se había ido a Peñafiel.
La harinera “La Pilar” o también llamada “La Gallega” fue movida
por las aguas del rió Duero y dataría de 1875.
La fabrica costa de varios edificios dispuestos en forma de U y de
cinco plantas.
Actualmente, esta harinera es la residencia de la tercera edad “
Santiago Apóstol”.
- eléfono: 983881811
- Dirección del domicilio social de Residencia de la Tercera Edad Santiago Apostol sl: CTRA. PESQUERA, KM 2 PEÑAFIEL, VALLADOLID
Continuara…